jueves, 22 de diciembre de 2005

ES LA HORA (del libro El Cuerno del Unicornio)

Me acuesto a las dos de la mañana, me levanto a las seis. Durante la noche se ha declarado la guerra. La primera en sublevarse ha sido la cocina con su ejército de platos y vasos, seguidos de una runfla de sartenes, peroles, cacerolas, tijeras, aceitera, paquetes de leche y zumos vacíos mezclados con servilletas de todas clases. Se atrincheraron en primera línea de batalla desparramándose a lo largo del poyete luciendo sus abundantes cubiertos con restos de comidas de forma amenazante. Le siguió el salón, que aunque remolonamente se hacía el despistado, resulto ser el más traidor de todos, porque aunque en apariencias sólo había que colocar los asientos en su sitio, cuando te enfrascas en la batalla, te das cuenta que no es una batalla de pan comido, sino que puede durar horas enterrando libros en la mochila de tus hijos, cartas en el cajón del mueble, periódicos en el cubo de la basura, cojines en el sofá, llaveros en la cesta de las llaves, móviles en lo alto del mueble, recetas de medicinas, radiografías, … hasta el casete con el que rezan el rosario las abuelas aparecía junto al collarín ortopédico agazapados en la retaguardia. Pero eso no era nada comparado con la gran cruzada que aún quedaba por librar contra el desorden: la cruzada frente a la ropa sucia. Una contienda desesperanzadora en que raramente se impone la lógica, tomando posiciones la indisciplina de un tumulto de toallas, calcetines, pantalones, faldas, y prendas de todas clases permitiendo, de ésta forma, elevar los lavados a la máxima potencia, pululando los trapitos de colores viudos que no casan con ningún lavado.
¿Qué hacer entonces? ¿Qué estrategia seguir? ¿Me tomo un café y planifico? ¿A dónde mandaría el general a sus tropas? ¿Por qué flanco emprendería la lucha? Miro el reloj: las ocho de la mañana. Todos se han ido. Las abuelas duermen. Mi guerra no puede esperar. Es la hora. Me pongo a escribir.

El Cuerno del Unicornio. Libro de microrrelatos en el que estoy trabajando.

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