viernes, 22 de agosto de 2008

Confesiones

foto creación familiar.Osuna.07/2008


Cuatro pelos y una joroba, un soltar los dedos como salen, sandalias y algo televisivo mientras el ventilador gira frenético a las cuatro y media de la tarde. ¡No señor! Por supuesto que no, le diría a aquel joven encumbrado a la barra del bar. Aquellas no eran horas de cervezas ni chácharas, mucho menos de vinos. Más bien de algo refrescante y dormir el sueño de las lagartijas, porque para él que estaba levantado desde las seis de la mañana, cierto era que algún delicioso batido de chufas tomado en penumbras, o tal vez una limonada, o un té servido bien frió, pudiesen ser motivos para confesiones o soltar la lengua en un limbo impreciso propio del calor de aquella tarde. Luego pensó ¿Y por qué no voy a aceptar la invitación de éste periodista cuando en realidad nadie me espera en casa?

Por supuesto, el tabernero colocaría en el fondo del vaso esas hojas de hierbabuena que tanto le gustaban. Frescas, rutilantes y verdes. De un verde intenso, preámbulo de paladares exquisitos y delicadezas ocultas ante el conocimiento mentolado.

¿Qué añadirán antes, el te, o la hierbabuena?, se preguntaría Don Ramiro Raimundo en un alarde de intimidad.

Sucedáneo de momentos, realidades; los años se le habían convertido en sucedáneo de momentos reales ¿De lo auténtico…? Sólo las palabras encerraban esencias, mensajes, contenidos, el alma capturada… “¡Te con hierbabuena!…”- exclamó.

Y al igual que el vocablo “limonada” archivaba jugos de limón con la consiguiente textura, agua fresca, color, y su porción de azúcar, pero que al beberla descubría en ella aquella maquiavélica falsificación elaborada con la química expedida en los estantes de supermercados del siglo XXI, una química turbia e insultante en botellitas de plástico cuya única autenticidad era su nombre: “jugo de limón”; de la misma forma presentía en la palabra preservado el contenido: olor, tradición, paladar, sentimientos, y alguna que otra ráfaga coloreada gravitando en el recuerdo.

“La palabra escrita, cuando es la exacta, - tembló Ramiro acostando el cayado sobre el mostrador- es una quimera, joven. Una química que se te mete por la rendija del cerebro y los estantes de la memoria para revivida, arrancar lo mejor o lo peor que almacenamos en lo más hondo, trayendo lo intenso y reluciente a la superficie. Y ahora, tú, periodista medio comiducho y vanidoso quieres confesiones a estas horas calurosas tras tu vaso de cerveza y tu aliento fastidioso. Confesiones escondidas en mis uñas quemadas de tabaco y mis dedos amarillentos como un estigma de hombría marchita cuyos rescoldos añejos abrigan caricias y una mujer en cada surco de mi rostro. Confesiones para llenar tus páginas de letras con historias de otros tiempos, de otras gentes en la misma calle, en la misma casa con las mismas puertas.

Habitaciones, fantasmas eternos confluyendo como un todo mágico, encuentros de presentes donde la ausencia nos llena los recuerdos formando parte de un futuro incierto, que en el fondo, tu y yo arrastramos como un deseo eterno: superación de ser, hambres de conocimientos. Lucha y victoria como demandas de una vida persiguiendo ser amados.

No, ya no hay confesión, joven. Lo hecho, lo pasado y lo venidero, siempre está confluyendo. Un poco así, joven. A lo loco. Como tú y yo ahora. En este bar y a esta hora, con tus cuatro pelos y mi joroba.

Sacado de mi libro "El cuerno del Unicornio"


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2 comentarios:

Mos dijo...

Ha pasado mucho tiempo pero he vuelto a visitarte. Cojo gustoso un té de tu nevera mientras doy vueltas a este blog y repaso lo que dejas escrito.
Siento haber olvidado pasarme más a menudo pero, ya sabes, esta vida loca que llevamos y que nos hace dejar a un lado a gente que estimamos. He visitado otros blogs; he tenido un 2008 digamos angustiante. También han pasado cosas buenas. la verdad es que he repasado el blog de ESFERA desde los comienzos y me ha salido tu nombre y me ha apetecido ese té con sabor a hierbabuena que tanto nos ofreces.
Es positivo reencontrar a la gente con la que has intercambiado lecturas y comentarios. Me ha hecho ilusión ver que estoy en tu columna de blogs a tener en cuenta.
Y nada más Inma. Volveré por aquí; a tu rincón andaluz. llenaré mi taza y mi alma de lo que nos das.
Un abrazo de Mos desde la ESFERA.

INMA VALDIVIA dijo...

Da alegria volve5r a ver amigos que un dia por la vida loca, el frenesí de la inercia y la falta de tiempo, le han alejado aqparentemente de forma física, en el fondo, todos sabemos quienes dejamos huellas en quienes y de la correspondencia ya sea literaria o afectuosa, y aunque no nos dejemos mensajes ni saludos, sabemos que que seguiremos teniendonos encuencuenta compartiendo letras y lecturas.
Saludos literarios Mos para tí y para la ESFERA