lunes, 15 de diciembre de 2008

¿Pensar qué?

Foto creac. familiar. Madrid.2008


Pensar, pensar. ¿Pensar qué? ¿Qué el mundo es redondo o cuadrado? ¿Qué el hambre acude a quien no tiene para calmarla? ¿Qué las palabras no valen cuando se habla de Guantánamo, crisis, pobreza, dolor, o sufrimiento? ¿Pensar que el amor que debería mover el mundo, esta en las alcantarillas o absorbido por el tan cacareado marketin?
La palabra está perdida, por no decir podrida, caemos en la infamia de sentir mordazas en la lengua y dependiendo de quien hable aceptamos o renegamos los dicho, ya sean verdades aplastantes o mentiras que no haya por donde cazarlas, quizás porque nada es absoluto y todo tiene su parte de verdad y su parte de mentira.
La capacidad de analizar lo que nos rodea se complica al mismo ritmo que el entramado social de forma que hay que terminar por ser parcelarios en los sistemas de análisis si queremos profundizar y no perdernos en la barahúnda de información que nos llega.
Y a pesar de ello, dicha barahúnda informativa, superflua y telegráfica, sin llegar a la raíz, muchas veces nos confunde y otras simplemente nos mantiene en ese estado de atontamiento donde el factor crítico u objetivo destaca por su ausencia implicando un bombardeado conciso e intencionado apto para el chismorreo sin más fin que la mera tertulia, tema de conversación del día, o simple alarde de que se está en el mundo, cuando en realidad, ni sabemos escuchar entre palabras, ni leer entre líneas.
Tal vez porque no queramos complicarnos la vida, tal vez porque es más fácil aceptar como real lo que otros nos dicen, siendo más cómodo a nuestras conciencias olvidarnos de que la guerra del Congo se alienta por intereses de países desarrollados que codician su colton para la fabricación de móviles y nuevas tecnologías, o que la pugna por los recursos naturales del ártico la tenemos a la vuelta de la esquina, y es que ¿tres años de crudo para el mundo, tanto gas natural como las reservas conocidas en Rusia, y apreciables minerales, son suficientes excusa para la destrucción de valiosas especies y dejar un legado de contaminación en la zona?
Pensar, pensar. ¿Pensar qué? Que hubo un tiempo en que al hombre lo dormían con cuentos, lo mecían con cuentos, lo acallaban con cuentos… pero hoy los hombre nos creemos los cuentos. ¿Y mañana…? ¿Será mañana el hombre otro cuento?

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