Como un tatuaje retrógrado y maloliente sigue caminando por Europa la bota de los paquetes de medidas mal llamados anticrisis. A veces me pregunto: ¿Nos ha sido impuesta la crisis? ¿A quién tenemos que salvar?
Paradójicamente, a mediados del 2006 las voces en contra de la pobreza se levantaron en emisoras de radio y prensa de todos los continentes diciendo que, el mundo rico había alcanzado tal grado de desarrollo, que era posible erradicar el hambre.
Al otro día nos despertamos con que los sistemas económico-financieros estaba en crisis.
Hoy, fruto de esa semilla nos encontramos con cuestiones absurdas (y las más de las veces contradictorias) que nos quieren imponer, o están negociando para imponerlas:
*Jubilación a los 67, y baremo de 40 años cotizados para cálculo de la pensión. Ó, lo que es lo mismo: Ancianos trabajando y jóvenes cobrando el paro.
¿Cómo se puede pretender que los viejos (trabajando desde los 14 años) ahora se jubilen a los 67? ¡Por díos! El que más y el que menos 50 años de trabajo cuando existe un ejército de jóvenes esperando, deseosos de tener hijos, y formar una familia?
¿Baremo de cotización 40 años?
Pero… ¿Cómo se masca esto? Si nuestros jóvenes estudiantes empiezan a trabajar (si es que lo hacen) a los 28 o 30 —después de terminar carreras y masteres— ¿Es que los muchachos tienen una varita mágica que nunca les dejará en paro?
*Supresión del cheque bebé, de ayuda a los parados de larga duración, subida de tarifa eléctrica, de impuestos indirectos ect. ect.. ect.
Por el contrario:
—Se mantiene qué Todos los que gobiernen (ahora y los que vengan) sigan exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF.
—Se mantiene qué el salario mínimo de un trabajador sea de 641,40 €/mes y el salario (por ejemplo) de D. Francisco González (Presidente del BBVA) sea más de 5.340.000 €/año. …. ¿Cómo? ¡Ah, ya! El Máximo Interprofesional no tiene techo. Porque claro, no está regulado.
—Se mantiene el sistema electoral con la ley D'Hondt y que los grandes sigan robando los votos ajenos. ¡Ya, ya...! Ya se que no vale igual un voto flamante y reluciente del PSOE o del PP, que por ejemplo, uno mugriento y cochambroso de IU, UPD, Los Verdes, qué eso es lo democrático.
Púes ¿sabe qué le digo?
“Qué medidas diferentes… qué vida más diferente…”
Paradójicamente, a mediados del 2006 las voces en contra de la pobreza se levantaron en emisoras de radio y prensa de todos los continentes diciendo que, el mundo rico había alcanzado tal grado de desarrollo, que era posible erradicar el hambre.
Al otro día nos despertamos con que los sistemas económico-financieros estaba en crisis.
Hoy, fruto de esa semilla nos encontramos con cuestiones absurdas (y las más de las veces contradictorias) que nos quieren imponer, o están negociando para imponerlas:
*Jubilación a los 67, y baremo de 40 años cotizados para cálculo de la pensión. Ó, lo que es lo mismo: Ancianos trabajando y jóvenes cobrando el paro.
¿Cómo se puede pretender que los viejos (trabajando desde los 14 años) ahora se jubilen a los 67? ¡Por díos! El que más y el que menos 50 años de trabajo cuando existe un ejército de jóvenes esperando, deseosos de tener hijos, y formar una familia?
¿Baremo de cotización 40 años?
Pero… ¿Cómo se masca esto? Si nuestros jóvenes estudiantes empiezan a trabajar (si es que lo hacen) a los 28 o 30 —después de terminar carreras y masteres— ¿Es que los muchachos tienen una varita mágica que nunca les dejará en paro?
*Supresión del cheque bebé, de ayuda a los parados de larga duración, subida de tarifa eléctrica, de impuestos indirectos ect. ect.. ect.
Por el contrario:
—Se mantiene qué Todos los que gobiernen (ahora y los que vengan) sigan exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF.
—Se mantiene qué el salario mínimo de un trabajador sea de 641,40 €/mes y el salario (por ejemplo) de D. Francisco González (Presidente del BBVA) sea más de 5.340.000 €/año. …. ¿Cómo? ¡Ah, ya! El Máximo Interprofesional no tiene techo. Porque claro, no está regulado.
—Se mantiene el sistema electoral con la ley D'Hondt y que los grandes sigan robando los votos ajenos. ¡Ya, ya...! Ya se que no vale igual un voto flamante y reluciente del PSOE o del PP, que por ejemplo, uno mugriento y cochambroso de IU, UPD, Los Verdes, qué eso es lo democrático.
Púes ¿sabe qué le digo?
“Qué medidas diferentes… qué vida más diferente…”
¡Qué vida más diferente… !(Quintín Cabrera)
Qué vida más diferente
la mía y la suya, Señor Presidente.
Mientras yo vivo en un rancho
que se cae de pobre, siempre trabajando,
usted es un terrateniente
que vive en palacio rodiao de sirvientes.
Qué vida más diferente
la mía y la suya, Señor Presidente.
Qué vida más diferente.
Qué vida más diferente
la mía y la suya, Señor Presidente.
Mientras yo, igual que el peludo,
metido en la tierra me reviento y sudo,
usted maneja mi suerte
chupando importado en Punta del Este.
Qué vida más diferente
la mía y la suya, Señor Presidente.
Qué vida más diferente.
Qué poder más diferente
el mío y el suyo, Señor Presidente.
Mientras que yo hago milagros
con agua y fideos donde comen cuatro,
usted es un mago evidente
porque a un gesto suyo brotan los banquetes.
Qué poder tan diferente
el mío y el suyo, Señor Presidente.
Qué poder tan diferente.
Qué poder tan diferente
el mío y el suyo, Señor Presidente.
Cuando doy un grito largo
tengo a cien encima que me hacen ahogarlo.
En cambio esa misma gente
a usted le hace venía cuando grita fuerte.
Qué poder tan diferente
el mío y el suyo, Señor Presidente.
Qué poder tan diferente.
Qué medidas diferentes
se toman a veces, Señor Presidente.
Dicen que andan unos mozos
tomando medidas para hacerme un pozo,
que son individuos
con armas modernas y un apodo antiguo.
Qué medidas diferentes
se toman a veces, Señor Presidente.
Qué medidas diferentes.
Qué medidas diferentes
se toman a veces, Señor Presidente.
Mientras yo tomo medidas
p'achicar el cinto
cuando no hay comida,
usted las medidas
las toma achicando ramas p'hacer cachiporras.
Qué medidas diferentes
se toman a veces, Señor Presidente.
Qué medidas diferentes.
Qué vida más diferente.
Qué poder más diferente.
Qué vida más diferente.
Mario Benedetti/ Quintín Cabrera.
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