martes, 20 de junio de 2006

OPINION: YO y los otros

foto creación familiar
el caminito es largo y...



YO Y LOS OTROS

Actualmente se está extendiendo una forma de pensamiento que parece preestablecido, organizado y meticulosamente calculado para calar en la sociedad sin más preguntas ni respuestas, porque así a simple vista se ve coherente, implicando su aceptación, sobre todo en ese prisma individualista “YO y los otros”, como si “los otros” en cualquier momento de la vida no pudiésemos ser “yo”.

¿A qué viene esto? Muy sencillo, estaba viendo la tela con mi primo que había venido de visita cuando dieron la noticia de un casamiento, que no hubiera tenido más repercusiones a no ser porque el enlace correspondía a dos personas del mismo sexo. Hecho que a mi primo le sacó de quicio reaccionando como si lo trincharan con tenedores disponiéndolo para la hoguera:

- Eso, ahora los maricones se casan, adoptan hijos y dentro de nada, entre maricones y los emigrantes que nos quitan el trabajo y le dan las casas, nosotros quedamos relegados.

Comentario que viniendo de él no me lo esperaba. Persona solidaria y colaboradora (sin alardes) contra la pobreza, como un acto cotidiano e imprescindible de su vida diaria.

¿Estamos siendo marionetas a merced de psicólogos y pensamientos ajenos? ¿Hasta donde llega nuestra vagancia que nos impide reflexionar fríamente, sin escrúpulos ni prejuicios, sobre todo los que nos rodea?

Creo que simplemente es cuestión de cambiar, cambiar los papeles y una mañana amanecer con el traje ajeno antes de hablar sin fundamento, porque ¿macarras y delincuentes?... en todos los países los hay, y no digamos extranjeros, desde que el mundo es mundo y el hombre piso la tierra, su espíritu tanto aventurero como de mejora de vida le ha llevado a desplazarse por todos los continentes. Lo que pasa es que aún hoy existen dos categorías de forasteros, emigrantes, extranjeros o como queramos llamarles para definir a los que no son nacidos en nuestro país. Y esas categorías vienen dadas por el nivel económico: los que huyen del hambre y los que se asientan en las costas con los bolsillos forrados. A éstos último se les complace y halagan, es más hasta los exhibimos con orgullo dorándoles la píldora y dándole toda clase de facilidades, y los otros, “los otros”, los que huyen de la hambruna, esos son los indeseables, culpables harapientos de un mundo que les persigue por donde quiera que vayan. Y es que el manantial del olvido histórico recorre nuestras calles, crece, se multiplica, implantándose ideas prefabricadas por algún loco de turno porque ¿Acaso nosotros no emigramos a Alemania, Francia, Las Americas, o a zonas más desarrolladas de nuestro país en busca del sustento?

Es muy fácil hablar con el estomago lleno, con abrigos para soportar el frío, e incluso con aires acondicionados que amortiguan el clamoroso bochorno, eso sin contar con el expolio al que sometemos a los países pobres, y al destino de estercolero del mundo al que le hemos asignado. Y mientras nuestros laboratorios se apropian de las plantas medicinales y la sabiduría de los indígenas patentándolas, en la Amazonia Ecuatoriana, nuestras multinacionales no sólo roban su petróleo sino que les destruyen las posibilidades de sobrevivir contaminando sus tierras, y somos los mayores fabricantes de armas, y hacemos guerras exaltando la paz, y los pobres crecen en el mundo a un ritmo frenético de 72.000 personas diarias… y nosotros seguimos sin pensar, sin meternos en la funda de los otros, sino en el YO.

Y en cuanto a los homosexuales, esos que tanto reniegan de ellos ¿se han preguntado alguna vez lo mal que lo pasarían si le obligasen a mantener relaciones sexuales con personas de su mismo sexos? Pues de la misma forma se tienen que sentir ellos cuando no se les reconoce y la sociedad los condena al celibato, o, a tener que mantener relaciones con personas del sexo opuesto, por las que no se sienten atraídos.

¿Qué hay detrás de esa cruzada contra la homosexualidad?
“¿Sabes? Si todos los que se acuestan con hombres llevaran una lucecita en la frente, esta ciudad no necesitaría luces para iluminar las calles”, estas palabras me las dijo un homosexual, pero no ahora, sino antes de la Constitución, y yo le preguntaría a los que alegan motivos religiosos en esta cruzada ¿quienes somos nosotros para juzgar algo tan profundo? ¿Es qué el robo, el expolio de civilizaciones, las promociones de guerras, el colaborar de forma directa o indirecta con crímenes contra la humanidad no son pecados?

Hoy son los homosexuales y los emigrantes, mañana ¿contra qué será la cruzada?, porque como dije al principio, lo que sí es cierto y está quedando patente en la sociedad es la extensión de un pensamiento irreflexivo, impuesto, que confunde y anula toda expresión de pensamientos propios.

Vive y ayuda a vivir, porque decía creo que Antonio Machado “no digas nunca de éste agua no he de beber, que el caminito es muy largo y aprieta mucho la sed”



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