
Por mucho escorpión que aparezca desnudo o asome amenazante de las piedras; con un puñal y leche de cabra dibujo en el horizonte. Y bajo heridas viejas, donde la luz se abre con su tenue incertidumbre, saboreo el aroma de la tarde.
Sé que no te gustan mis palabras- digo- Qué te devuelvo, misteriosamente, lamentos de otro tiempo donde nuestras vidas quedaron sesgadas con la siega de otras vidas que complementaban nuestro origen y designio.
Tú, agachas la frente pretendiendo olvidar y temeroso al mismo tiempo.
A la espera está la selva fría de camas y batas blancas. Y con voz firme, a media luz, grito por las escaleras: ¡Te quiero! Tú espérame, qué yo regreso.
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2 comentarios:
Me acorde del tema de Mana "El muelle de san blass" :)
Que difícil es esperar cuando se quiere a alguien.
Muy lindo escrito, un gran saludo!
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