martes, 12 de junio de 2007

La madre



Con una cesta de esparto y un moño en la cabeza: espera. Espera con la mirada gastada en los cerros. El romero y la abulaga acarician el aire y un rumor de besos viejos pasa de puntillas entre chicharras de siestas. Las bestias se inclinan apresando rastrojos a dentelladas, y ella, que nunca pasó tanto tiempo inmóvil, con esa fragancia de tomillo caliente que emana de sus pechos, repara en el horizonte, los animales…
Las granadas la miran entristecidas.
Él, no fue para ella aunque sus labios dijeron lo contrario, tal vez por su porte señorito, su esposa, o quién sabe si por prejuicios de una sociedad caduca, hipócrita, de títulos “dignos…”.
Ahora, después de treinta años él ha muerto, y ella, qué se entregó sin saber que la buscaba como el zorro a la gallina, espera ver el hijo que le arrebataron.


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3 comentarios:

Nahira dijo...

Como siempre, hermosa publicación Inma!, me ha llenado de muchas sensaciones, desde la imagen hasta el relato.

Un beso y muchos cariños!

Anónimo dijo...

Ya hace tiempo que lo leí. Quedé encantado con este texto. Es buenísimo. Breve, pero intenso... me encantó. Intenté hacerte entonces el comentario, pero por esas rarezas de la tecnología que nos acerca, no me lo permitió entonces.
He vuelto a leerlo una vez más. Y a mostraselo a alguien cercano.

Abrazos literarios.

INMA VALDIVIA dijo...

nahira...
como siempre, mi querida nahira, tus comentarios me estimulan a seguir compartiendo.

Besos para ti tambien de esta amiga que te piensa.

narbona...

qué lo has enseñado? ay amigo,con que haciendome publicidad ¡eh!... pues nada, nada, a ver si entre todos conseguimos encontrar a alguien que se arriesgue a publicarme.
Saludos literarios.