viernes, 20 de junio de 2008

Homenaje a Ecuador

foto internet Al principio fue el tiempo quieto, mudo,
plegado y replegado en un paralizante torbellino.
Luego la luz, tumba viva del paraninfo
donde se levanta imponente el sueño virgen de los hombres.

Aquí no es la tierra la que eleva sus picos altivos hacia lo alto
si no el cielo envidioso y los astros,
que se precipitan, y bajan a tu regazo.

¡Oh! Ecuador;
nombre que partes la tierra en dos.

Donde la palabra no es palabra
sino excusa entre tanta hermosura.
Donde se abre lentamente el altiplano
como nave dispuesta a despegar hacia el espacio.
Donde extiende sus alas el bosque verde,
exuberante,rociado por garúas de plata.

Allí donde Quito se confunde con el todo y la nada,
donde se junta el pasado y el presente,
donde la sombra se esconde,
donde muere la muerte,
donde la naturaleza y el ser se mezclan
en un abismo de aleluya.
Allí, inventó Dios al hombre;
o tal vez el hombre inventase a Dios en Guapulo,
(relicario custodiado)
como esencia profunda para sentirse seguro.

Allí, en las hoyas salpicadas de los Andes,
cuando la luz no se resiste a la oscuridad de la noche,
desciende el Cóndor de las cumbres
¡Majestuoso…! Libre como los ojos del hombre,
alerta como los ojos del hambre.
Allí se alza blanco, imponderable, el Chimborazo
que construye mi aliento hecho pedazos.

Eras el deseo ardiente que invade el pensamiento,
la sombra pertrecha, confusa,
que recorre algún oscuro rincón del universo.
Eras la higüana gigante, el tucán, la sarigüeya,
la tupida selva…
Eras Ecuador desconocido para el transcurrir de mis siglos.

Eres el soplo de un viento nuevo, capaz de sembrar mi frente
con semillas de riquezas y culturas, al golpe desgarrado de tu muerte.
Eres la luz, relámpago que deslumbra, que ciega, que enamora;
eres el hilo que me ata en busca del origen de mi aurora
o tal vez, pudiera ser que un día,
la sombra de tu cuerpo emergiera en Igapirca,
templo del Sol y de los Incas,
en un conjuro de culturas y eslabones de alianzas con los dioses.

El espíritu rezuma de los Andes…
es un volcán encendido en las entrañas de nadie.
Es, el reto de la sangre, o la silueta del aire.

Sacado de mi libro El testamento. 2º premio poesia. Certamen Literario Arahal 1999

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