viernes, 7 de noviembre de 2008

CREPÚSCULO

fotocreación familiar.Tenerife.2006
Yo quería ser la noche que se funde en el espacio de los dioses,
la sombra, el lecho sellado de la carne
esculpido como un purgatorio que el alma dignifica,
y desde el ángulo furtivo del deseo adormecido
mi penitencia cautiva, quedó purgada deseando tu cintura.
Plácida luz que ilumina el murmullo reprimido.

¡Ay amor! Cuánto te he querido.

Quise ser la nube ligera
que se disipa en la anchura de tus huesos,
el deseo, la palabra oculta en la boca
desde la orilla secreta del celo embravecido,
y concebida como una desnudez que la brisa purifica
tu desnudez escondida,
quedó desnuda y atrapada en mi retina.
Borrosa imagen que habita en el vuelo del descuido.

¡Ay amor! Cuánto te he querido.

Desde lejos,
la luna muerde en el monte raíces de nieblas
disuelta entre malezas de nostalgias,
entre arboledas ciegas y bostezos confundidos,
y en la ribera de mi boca
tu boca sellada se abre enamorada
y el verso asoma de puntillas.
Manantial de piel y piel envejecida dibujando
surcos, besos, sobre el valle de mi cuerpo.
Dulce río alborotado de embelesos y sigilos.

¡Ay amor! Cuánto me has querido.

Eras la mano trémula que germina primaveras,
la semilla, el aliento abierto de los ojos
brotando como un desafío que a la vida modifica,
y desde la esquina labrada del pensamiento amanecido,
tu contienda quedó plantada en mi figura.
Hombre de justicia que habitas el mundo de los vivos.

¡Ay amor! Cuánto me has querido.

Hazme revivir y ya nacida, aprieta tu dedo a mi costilla,
que el tañer de tus campanas temple mi corazón enardecido,
y coloree de amor el horizonte, y como el crepúsculo en otoño
tiñer la luz sobrevenida, aplaque esta sed de mi saliva.

Yo te haré soñar, y entre tus sueño y mi locura
reliaré tu alma a mi amargura
y el hechizo del cariño olvidará la carne tersas,
lo efímero, la canción vacía en el borde primitivo
del sexo hoy deprimido.

Y ante el eterno transcurrir de los siglos
sólo se verán dos seres gastados por ensueños,
volaran tus alas a mis balcones
y con mis labios plegados en tu garganta,
recolectaré “olas de memorias”
entre las arrugas de tus pantalones
y los pliegues de mis enaguas.

¡Ay amor! Cuánto nos queremos.
¡Cuánto hemos vivido!
¡Ay!
Y cuántos amores por la vida desvalidos.

© Copyright.2005-2008 Inma Valdivia. Todos los derechos reservados.
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