jueves, 15 de junio de 2006

Los Hámster

foto creación familiar





El doctor Kerinton se vanagloriaba del avance experimentado en la conducta de Yorch, preso huraño e insociable al que le había obsequiado el hámster más inteligente que poseía y del que Yorch, celosamente anotaba en un diario los progresos, el tiempo que tardaba en aprender (por sí solo) los vericuetos que le llevaban al alimento, la bebida, o a la ratita con la que se satisfacía.

El doctor Kerinton desde su observatorio fue viendo cómo la responsabilidad y compañía de aquel hámster repercutían (para bien) en la conducta de su preso, resultados de los que meticulosamente dejaba constancia en su ordenador, así cómo de los distintos progresos por los que atravesaba su preso Yorch.

Pero aquella noche, al doctor Kerinton el proceso de anotación le resultaba escabroso, complicado; encontró el aparato configurado con otro programa distinto, nuevo, y se debatía los sesos abriendo y cerrando ventanas en la pantalla intentando descubrir su funcionamiento, mientras que a su vez, desde detrás...

Extracto

De mi libro "El cuerno del Unicornio"
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