sábado, 10 de junio de 2006

TODO ES EFÍMERO

foto creación familiar








Solo tuve que escucharlo una vez para darme cuenta que aunque en apariencias funcionaba a la perfección, algo iba mal. Algo escondido en un resquicio olvidado del aparato. Mucho tiempo, demasiado tiempo sin resentirse ni dar señales de error.
O volvían a renacer mis dotes hechiceros o, mi máquina era inteligente, porque era mía, por supuesto. Ya formaba parte de ese atavío de órganos convertidos en prolongación de mi mismo, como un brazo, un ojo o ese otro miembro tan juguetón y placentero, quizás ese fuera el motivo de mi desconfianza, mi identificación con la máquina. Pero hasta hoy no me he dado cuenta de la atracción fatal, perversa, que ejercía sobre mí, confundiéndome hasta tal extremo, que terminé por olvidar los recelos, las desconfianzas. Como hombre precavido vale por dos, al principio guardaba mis trabajos en disquetes. Por cierto, los papeles quedaron relegados al cuarto de los apuntes, y el tiempo y la confianza… demoraron lo demás.

Pero todo es efímero, un flash, un chip-cha, una ficción de luces encantadas que cuando menos te lo esperas desaparecen sin dejar rastro.

Las horas de los brujos, de los descalabros... se terciaron, las premoniciones entraron a matar, y al igual que de los seres queridos exaltamos sus virtudes en la ausencia, de la misma forma rememoro hoy los trabajos perdidos en el ordenador de los que sólo quedan, algunas frases muy trabajadas en la memoria, y algún que otro párrafo impreso custodiado por tachaduras y correcciones.

Y es que ¡amigo!, donde vayan la tinta y el papel…





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