miércoles, 14 de febrero de 2007

El lago de las ideas

foto creación familiar





Ríos de tintas se habían vertido intentando frenar la crisis de los adolescentes. Hasta hubo quién osó insinuar que, a esa edad en que las hormonas se apoderan de los cuerpos, lo conveniente (para todos) sería que los hijos cayesen en un profundo sueño despertando metamorfoseados en jóvenes apuestos.

La idea, como todas las ideas, tuvo sus seguidores y sus detractores, y por si fuera poco, en nombre de la ciencia y del bien de la comunidad, hubo quien tuvo el atrevimiento de llevarla secretamente a la práctica, por lo que a Don Berilio, encontrar preadolescentes no le resultó nada complicado. Centenares de chiquillos eran vendidos a diario por sus padres en cualquier rincón de aquella civilización deshumanizada e ignorante, pero él, que pretendía mantener su cobaya humano en la más estricta clandestinidad, lo extrajo de la cantera que vagan por las calles a expensas de unas monedas con las que pagarse el sustento.

Nueve años y nueve días tuvo Don Berilio al chiquillo en el pozo del sueño en un lugar inaccesible, una casa de campo escondida bajo gigantescos bosques, que, desde la hora del crepúsculo tomaba tintes fantasmagóricos; pero cercano a la mansión, el Lago de la ideas se abría como una llaga negra, plana, donde las pirañas se agitaban desenfrenadas en su interior.

Nueve años y nueve días que febrilmente alimentó por sonda el cuerpo. Midió, pesó, fotografió y estudió minuciosamente (en voz alta) hasta el cambio más insignificante, por lo que sin darse cuenta, el corazón de Don Berilio fue concibiendo una sugestión poderosa de dominio:

- ¡Oh! es mío. ¡Mio! Nadie puede negar que lo he creado, que conozco hasta el último rincón de su vida evolutiva. Ahora… ¡A despertarlo!, que ejercite sus piernas, sus brazos… hasta que los músculos adquieran fortaleza. ¡Para eso lo he masajeado, y me he esmerado en que no perdiese su masa muscular!

Pero no fue el crecimiento físico, ni la inactividad muscular, ni el repudio por haberle robado esos años de vida los que inclinaron la balanza, sino que todas las noches, cuando el reguero de estrellas se reflejaba en el remanso quieto del Lago, el joven se ponía desnudo frente al espejo buscándose, pero sólo halló al niño de once años encerrado en aquel cuerpo irreconocible de hombre, con el sonido de fondo, del eco de Don Berilio manifestando centímetros, kilos, y cambios glandulares.


Y como quien vuelve de un profundo letargo, el joven, con sus potentes brazos cogió a Don Berilio y salió corriendo de la casa, las ramas del bosque se estremecieron, pero justo al llegar al Lago de las ideas lo arrojó, e hizo gala en voz alta de sus asimilados conocimientos:

- 79 kilos de carne; estatura: 1,78; contorno craneal: 0,58… Mil pirañas; no dos mil… ¿O son cinco mil?
-
Don Berilio gritaba suplicando auxilio, y el joven, reloj en mano, minuciosamente cuantificaba el tiempo que tardaba en desaparecer aquella masa de carne informe, pensando, que no podía permitirse el lujo de que nada ni nadie le entorpeciese en ese momento.






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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquello no es un cuento, es aquella realidad de hijos que no pueden crecer por sus padres, niño no hags esto, niño no hagas el otro, unas cadenas de sobreprotección amarran a los jovenes a una edad no estabklecida mas que a una conveniencia y esa para mi es la explicación de tantas señoras y señores que siguen siendo rebeldes sin causa... emm auqnue hay rebeldias que apoyaria en toda circunstancia pero otras que no :)

A todo esto me recordaste el caso de las tres hijas que luego del divorcio de su padre su madre encerró en una casa obscura por siete años, ahora las han rescatado y el daño psicologico es simplemente doloroso.

Abrazo querida Inma

INMA VALDIVIA dijo...

byrongio...
¿Qué cuento no tiene un mensaje?
Si sirve para reflexionar... me conformo.

umm!, no sé,nosé. ¿Estás seguro que hay donde apuntarse a rebeldias con causas?

Sobre el encierro de las tres hijas, lo ignoraba. ¡Cuántas cosas extrañas sucederan que desconocemos!
Recibe mis saludos cruzando continentes

Anónimo dijo...

Yo me rebelaba a mi mamá cuando no queria la sopa y me funciona hasta ahora :P

Abrazos correspondidos Inma :)

INMA VALDIVIA dijo...

Byrongio...

Pues sí, desistió tu mani de hacerte chantaje.